Ciudad de México, 1964-Montemorelos, 2010
Asesinado con arma de fuego.
Ningún detenido.
POR CAMELIA MUÑOZ
Horas antes de ser secuestrado por sujetos armados, Marco Aurelio Martínez Tijerina apoyaba a la población rural del municipio de Montemorelos, Nuevo León, que había sufrido los embates del huracán Álex. En su noticiero Informativo 800, que se transmitía localmente por la desaparecida estación de radio XEDD La Tremenda, el periodista había informado ampliamente sobre los daños causados por la catástrofe.
El desbordamiento de arroyos y ríos en la región citrícola donde está asentada Montemorelos —distante 83 kilómetros de Monterrey— generó inundaciones, por lo que Martínez Tijerina y su equipo repartieron ese 9 de julio de 2010 el acopio solidario que llegó a la radiodifusora para la gente damnificada. Tenía tres meses y tres semanas de laborar en la pequeña emisora como reportero y conductor de su principal noticiero.
El comunicador era conocido por su estilo mordaz y cuestionador. Antes de su muerte denunció detenciones y multas arbitrarias, y la autorización de retenes en los que había delincuentes. Una serie de abusos que involucraban al presidente municipal priista Pablo Elizondo García, y a su secretario de Seguridad Pública, Salvador Sepúlveda Trejo.
Tras dar a conocer esta información en su programa radiofónico denunció en el mismo que había recibido llamadas de atención y amenazas por parte de las autoridades. Durante semanas, antes de su homicidio, responsabilizó de manera reiterada a estos funcionarios de lo que pudiera sucederle.
El 27 de mayo, el periodista afirmó: “Desde este momento, y lo digo públicamente, hago responsable a las autoridades municipales de Montemorelos, a Pablo Elizondo, presidente municipal de Montemorelos, y al jefe policiaco de Montemorelos, si hay alguna acción en contra de un servidor, de mi grupo de trabajo o de mi familia”.
Marco Aurelio había coordinado la campaña de Elizondo García para la presidencia municipal, en el periodo 2009-2012, tras renunciar a la dirección de XERN Radio Naranjera. Pero una vez que el priista obtuvo el cargo, tomó distancia, y después comenzó a trabajar en La Tremenda.
En un reportaje difundido por Denise Maerker en su desaparecido programa Punto de partida de Televisa, el político aseguró que el periodista le había solicitado el puesto de director de Desarrollo Social, pero se negó porque no tenía el perfil. Elizondo García rechazó haber intimidado a Marco Aurelio: “Existía algún delirio de persecución, realmente no sé de dónde venga esa información”.
La noche de su asesinato, Marco Aurelio circulaba en un Pontiac Grand Prix color rojo cuando vecinos de la localidad de Gil de Leyva escucharon disparos de arma de fuego, seguidos de una movilización policiaca. Al comunicador lo interceptaron hombres armados a bordo de tres camionetas, en el cruce de las calles Eleuterio González y Amado Nervo, entre las 19:30 y las 20:30 horas, según un reporte del Centro de Periodismo y Ética Pública (CEPET).
Al día siguiente fue descubierto el cadáver del periodista de 45 años en una brecha de la carretera Montemorelos-Rayones, en la comunidad El Naranjo. Tenía un impacto de bala en la cabeza y huellas de tortura.
Las primeras versiones, según publicó El Norte de Monterrey, apuntaron a un crimen pasional. La Policía Ministerial aseguró que en los municipios de Allende y Montemorelos “se sabía que (Marco Aurelio) tenía problemas” por su relación sentimental con varias mujeres.
Su muerte fue uno de los hechos que marcaron la ola de violencia que asoló la zona citrícola de Nuevo León de 2010 a 2012 con el asentamiento de grupos criminales como Los Zetas, y que generó temor en la familia del comunicador, que aún hoy se rehúsa a hablar públicamente del caso.
Marco Aurelio era originario de la Ciudad de México, donde estudió en la Escuela Secundaria 15 Albert Einstein de la calzada México-Tacuba. Tres años antes de su asesinato, el 31 de octubre de 2007, compartió en un blog creado por exestudiantes del plantel la añoranza que sentía por esa época. Reconoció que la amistad, la lealtad, la honradez y la camaradería fueron valores que aprendió en sus aulas y que marcaron su vida adulta.
Cuando su padre se pensionó, su familia migró a la tierra paterna: Montemorelos. A pesar de la nostalgia por aquellos años de secundaria, Marco Aurelio escribió en el blog que nada tenía que reclamarle a la vida: “En ocasiones lloro, en ocasiones enfrento problemas, en otras ocasiones trabajo a deshoras, sin embargo río, río mucho, agradezco la vida, agradezco mi vida…”.
Se decía agradecido por la profesión que ejercía y por su familia, conformada por cuatro hijos. Al saber de su asesinato, una de sus excompañeras pidió que fuera incorporado a la lista de alumnos destacados.
El sueño de Marco Aurelio era ser médico y, aunque se inscribió en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), no terminó la carrera y empezó a trabajar. Fue servidor público en la antigua Secretaría de Salubridad y Asistencia (SSA) y en la desaparecida Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo).
A los 30 años comenzó a laborar en la prensa escrita. Fue reportero, redactor y formador de los diarios locales La Razón y Las Noticias, según escribió Guillermo Zenizo Lindsey en el portal Nuestra aparente rendición. Pero el timbre de su voz hizo que un conocido lo convenciera de hacer un casting en XERN Radio Naranjera que buscaba contratar reporteros y a un conductor. Marco Aurelio fue aceptado y de inmediato obtuvo la titularidad de los noticieros, a los que inyectó un alto contenido social, al grado de que fue necesario producir otros programas orientados a que las autoridades atendieran las necesidades de la población.
Fue así como ingresó de lleno a los medios electrónicos. Trabajó como corresponsal de TV Azteca, del Grupo Multimedios y de W Radio de Televisa en la región citrícola de Nuevo León y, posteriormente, fue director de Radio Naranjera.
A sus colegas les impresionaba su facilidad para solucionar problemas, aunque no contaba con recursos económicos. Un compañero de cabina, que prefiere guardar el anonimato, cuenta que se “desvivía” por la gente pobre. “Si tenían algún problema, hasta les llevaba de comer”.
Un programador de su noticiero, que pidió también omitir su nombre, lo recuerda como un excelente gestor: “Él no tenía dinero para atender los casos y ayudar a las personas que hablaban a sus programas o que se topaba en la calle, pero las escuchaba y de inmediato se comunicaba con algún funcionario o empresario, y si estos no le contestaban, pues llamaba a otro, y así hasta que alguien se hacía cargo de atender a la gente que requería medicamentos, sillas de ruedas, o trasladarse a Monterrey por alguna urgencia médica”.
Desplegó también esta capacidad con los vecinos del municipio, a quienes ayudó a solucionar problemas de servicios públicos y de regularización de predios. “Lo mismo pedía alumbrado para una calle oscura por donde pasaban niños o jovencitas hacia las escuelas”, recuerda el programador, “que despensas para adultos mayores”.
El funeral del periodista fue muy concurrido, pero el dolor prevalece en Montemorelos por la impunidad de su asesinato.
La Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión inició la averiguación previa 035/FEADLE/2011 por el homicidio de Marco Aurelio. En noviembre de 2011, la indagatoria fue remitida “por incompetencia, en razón de materia” —al no poderse probar que su asesinato se debiera a su labor periodística—, a la Procuraduría General de Justicia del Estado de Nuevo León.
De acuerdo con un informe oficial elaborado en 2019 para el Observatorio de Periodistas Asesinados de la Unesco, el expediente 66/2010-I-2, correspondiente al asesinato de Marco Aurelio, permanece abierto, y la investigación está a cargo de la Agencia del Ministerio Público Especializado en Delitos contra la Vida y la Integridad Física.