Cuernavaca, 1977- Puerto Marqués, 2018
Asesinado con arma de fuego
Ningún detenido.
POR SCARLETT ARIAS
Bajo el puente de la Glorieta de Puerto Marqués una camioneta Honda color arena se topó con la que conducía Gabriel Soriano. Eran cerca de las 20 horas del 24 de octubre de 2018 cuando uno de los hombres de los que iban dentro bajó y disparó de cerca.
Dos detonaciones. Una bala subió por la tráquea hasta reventar su garganta. Era noche de luna llena en conjunción perfecta de Urano en Tauro que presagiaba dolor, un cambio brutal o una pérdida espiritual magnánima y colectiva.
Quien sostuvo su mano, a quien Gabriel entregó su último suspiro, reclama que la ambulancia llegó tarde al sitio del crimen, donde circulan todo el tiempo elementos del Ejército Mexicano, de la Marina y seguridad municipal, estatal y federal.
Horas antes Gabriel había estado en la transmisión oficial del tercer informe de gobierno de Héctor Astudillo Flores, como Jefe del Área Técnica de Radio y Televisión de Guerrero (RTG), puesto que ocupaba además de ser locutor del programa dominical En Efecto. Esa noche manejaba la camioneta oficial de vuelta a las instalaciones, para luego tomar la ruta de regreso a casa.
El creador de monstruos
“Gabriel Soriano es el creador de los monstruos de toda la banda vieja de Hip Hop en Acapulco. El medio que conectó a todo mundo. Era El contacto”, narra Anlesk, rapera acapulqueña. Tras darle un trago a su cerveza explica que esa fue la conclusión a la que llegaron varios miembros del movimiento que acudieron al velorio. También coincidieron en que Gabriel buscaba que todos se alimentaran de la música.
Anlesk lo conoció cuando tenía 13 años, edad a la que empezó a rapear. Ahí empezó todo, los eventos de free style, batallas a quema ropa y de micrófono abierto. Desde entonces, Gabriel y ella se hacían compañía, eran algo así como un equipo.
El 23 de octubre de 2018, un día antes del asesinato, se escribieron por Whats App para conversar sobre un proyecto de trap, una técnica del Hip Hop. Era miércoles, se verían el sábado. “Quedaron asuntos pendientes, tengo las conversaciones, no quiero borrar nada”, lo dice firme, en defensa de sus recuerdos.
Música y letras como autodefensa
Gabriel Soriano Kuri puso durante 22 años en el oído de la comunidad el rap que se hace en los barrios centrales de Acapulco, en las calles donde las condiciones de violencia son devastadoras y brutales, lugares como La Zapata, Renacimiento “Rena” o la Garita, por mencionar algunos. Desde ahí se escuchó y se habló sobre el movimiento Hip Hop de la banda local.
Era 1997 cuando lanzó el programa de radio En Efecto. Cultura Hip Hop, que se transmitía las noches de los domingos en 97.7, frecuencia de Radio y Televisión de Guerrero (RTG).
Soriano entró a trabajar a RTG en 1995 “en el área de técnica de radio”, cuenta él mismo en una entrevista publicada en YouTube el 18 de febrero de 2017, a propósito del 20 aniversario de su programa. En aquel entonces se percató que en la barra programática de la estación no había espacio para el rap; propuso al gerente hacer un programa de radio para ese género y éste aceptó.
De ahí en adelante pasó el micrófono a quienes narran las crónicas de lo que se vive en Acapulco, ciudad que en marzo de 2019 fue calificada por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal A. C., en su informe Las 50 ciudades más violentas del mundo, como la segunda con base en los índices de homicidios dolosos. La tasa del puerto fue de 110 homicidios de este tipo por cada mil habitantes durante el 2018, sólo superada por Tijuana, Baja California, con 138.
Parece que Gabriel no sabía cómo lo percibían los demás. En la cuenta de Facebook de En Efecto, un video en su memoria que recupera una entrevista de mayo de 2013 muestra al locutor hablando sobre la importancia del programa para el Hip Hop de Guerrero: “Pues no creo que sea tan importante (…); creo que simplemente estamos haciendo lo que nos corresponde, que es difundir y a veces hacemos un poquito más tratando de organizar eventos para que no nada más la gente los escuche, sino que también los vea: vea lo que es el grafitti, vea lo que hacen los raperos en tarima o los b-boys bailando. Lo único que hacemos es difundir y ya es de cada quien que determine la importancia de su arte si quiere ser difundido, yo simplemente hago y no creo que sea muy importante, pero creo que sí soy necesario”.
Era mi hermano
“Lo conocí un 5 de abril de 1999, nos juntó la pasión”, suspira Carlos Vargas. Y sigue: “ese wey era mi hermano, trabajamos siempre el Hip Hop en los medios y pasó de lo laboral a lo personal.
Juntos, Gabriel Soriano y Carlos Vargas crearon espacios para promover el rap y la cultura alternativa en la radio y la televisión de RTG. Los programas Alta frecuencia y Contacto fueron otras de sus aportaciones. Carlos, ya sin su hermano, inició el programa Combativo, que tuvo su primera emisión el viernes 26 de abril de 2019.
En el estado sureño la producción artística es tan vasta que en 2014, un grupo de promotores y divulgadores, entre ellos Gabriel, creó la asociación civil Consejo Estatal de Hip Hop Guerreros. “Somos una Asociación de Artistas Urbanos constituidos legalmente con el fin de: Asesorar, Promover, Difundir, Profesionalizar e Incentivar el Arte Urbano”, se lee en la información de su página en Facebook.
“El miedo aparece mientras la noche avanza, borraron tu sonrisa que dibujaba confianza, tu muerte no será motivo de odios ni venganza, pero tu vida será nuestro motivo de esperanza”, es el impacto emocional que fraseó el rapero acapulqueño JL Amazu tras el asesinato de Gabriel, según una nota publicada en El Universal dos días después del crimen.
No woman, no cry
“Mi papá fue asesinado cumpliendo su labor, cubriendo su informe de gobierno. Haga su trabajo y arregle la situación que pasa en el estado. No es justo”, exigió en Twitter Sam Soriano al gobernador Héctor Astudillo Flores, tras el homicidio de su Gabriel.
Sam, en entrevista vía telefónica, recuerda cómo su papá evitaba que sufriera o hiciera berrinche cuando era muy pequeña: le ponía música, justo la versión de los Fugges de No woman, no cry.
“No tuve un papá que escuchara música normal, siempre rap, iba por mí a la primaria escuchando rap con sus chinos volando; todos me veían raro, como que tenía un papá rudo, nada convencional. Yo le decía ‘suéltate los chinos, me gusta que los presumas, ningún papá tiene ese cabello”, dice la hija mayor del locutor.
Aunque desde niña Gabriel la preparó para enfrentar y no prolongar el dolor y a ser independiente, Sam acepta que siempre temió por él. “Era muy feminista”, asegura. “Me decía que no me dejara caer por ser mujer, sabía que todos los ambientes son duros”.
“Me enseñó a amar mi trabajo. Aprendí de él a apasionarme por lo que hago, así soy yo”, dice mientras ríe con su voz ronca… y suelta: “era mi mejor amigo, teníamos una relación de mucha comida y música”.
Sube un poco la voz para evidenciar que el miedo ya pasó. Reconoce que le ha costado trabajo saber que ni siquiera hay una noticia falsa sobre la razón del asesinato de su padre, ha pasado tanto tiempo que parece un caso olvidado.
Le llena de coraje porque sabe que él amaba su trabajo en la estación del gobierno del Estado, que se sentía respaldado “y parece que esas personas sólo archivaron su carpeta y lo olvidaron”. Al otro lado del teléfono se escucha: “pierdes la esperanza de que realmente vayan a solucionar algo.
Sam es diseñadora gráfica. Trabaja en una agencia de márquetin digital fuera de Guerrero. Horas antes del asesinato, había hablado con su papá sobre la imagen para un festival de música. Siempre estaban platicando de sus cosas, estaba preocupado por ella y, aunque desde lejos, procuraba cuidarla.
“Hubo un tiempo en que dije: ‘no voy a más escuchar Hip Hop, no puedo. ¡No, basta! Bloquéenlo de mí, porque al primer beat ya estaba llorando. Me lo imaginaba moviendo sus chinos y sus manos de arriba abajo. Pero hace como dos meses que me pongo Hip Hop, me hace sentir muy bien, cerca de él”, comparte con una voz feliz y segura.
Continúa: “Decía las cosas de forma honesta y chusca, frases como: ‘por tu culpa tuve que empezar a trabajar’, él tenía 18 años cuando yo nací, entonces fui su ‘regalo de navidad’, porque nací el 23 de diciembre. Era su ‘error más bonito’, tenía muchas frases así para mí.
“No sé si sepan de su parte necia”, agrega Sam. “Tenía que poner la bocinas en los eventos porque nadie lo hacía como él, no se iba hasta arreglar todo, era ingeniero de audio, era su parte apasionada y es lo que quiero que conozcan”, comparte.
La hija de Gabriel cuenta que tiene varios proyectos para que el trabajo de su papá no se olvide. Piensa en un proyecto de mural con el rostro de él, organizar un evento de mucho rap acapulqueño para cuando se cumpla un año de su asesinato, en el que puedan estar todas las personas a quienes difundió su trabajo.
“A veces hablo con él, con bromas, le digo: ‘mira lo que estoy haciendo’. Le digo ‘¿estás aquí?… a ver, tira algo’. A lo mejor un día funciona”, ríe. “A veces le cuento cosas serias. Lo soñé una vez, estaba del otro lado de la calle, cruce para abrázalo, él me estaba sonriendo como siempre.
¿Y la justicia?
La Fiscalía General de la República (FGR) admitió el 13 de febrero, vía Plataforma Nacional de Transparencia, a cuatro meses del homicidio de Gabriel, que no existen sentencias en la carpeta de investigación que abrió la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos Contra la Libertad de Expresión (FEADLE).
Según la alerta emitida por la organización Artículo 19 a raíz del asesinato de Gabriel, la Fiscalía General del Estado en un principio quiso difundir una versión de que el periodista había sido agredido por un “incidente vial”.
“Las y los trabajadores de RTG con quienes ARTICLE 19 ha hablado, afirman que la cercanía de los directivos del medio con el Gobierno del estado y la aparición del mensaje de un grupo narcotraficante que dice textualmente que acabarían con todos, ‘ya sean periodistas o gobierno’, los ubica en una situación de riesgo que imposibilita su labor”, se lee en la alerta de la organización, lanzada el 29 de octubre de 2018.
“Fuentes expertas en la situación de orden público en Guerrero coinciden en que el homicidio tendría motivaciones políticas. Una de estas fuentes afirmó que ‘este asesinato fue una forma de enviarle un mensaje al gobernador, ya que RTG es un organismo público. No importaba quién, la cuestión era irse en contra de las instituciones del estado. Gabriel venía conduciendo un vehículo oficial”, agrega la alerta.
Artículo 19 dio a conocer en su informe en 2019 Protocolo de la Impunidad en Delitos Contra Periodistas que: en México 99.13 por ciento de los crímenes contra periodistas se mantiene en impunidad.
Durante el gobierno de Héctor Astudillo Flores, que inició en 2015, hasta la fecha (abril de 2019) se han cometido cuatro asesinatos contra personas periodistas y comunicadoras en Guerrero, dos en Acapulco.
El pasado 22 y 23 de mayo de 2019 dos agentes de la Secretaria de Gobernación de la Comisión Nacional de Seguridad de la División de Inteligencia se presentaron en Acapulco, entrevistaron a compañeros de Gabriel en RTG y a su papá, Javier Soriano Guerrero para actualizar información que aportara a la investigación y localizar al responsable del asesinato.
En ese momento. Soriano Guerrero les dijo que el 27 de octubre, tres días después del crimen, el Gobernador del Estado, Héctor Astudillo Flores y el fiscal general, Jorge Zuriel de los Santos Badilla dijeron a los familiares que ya tenían localizada la camioneta donde huyó el presunto criminal: una Honda CRV color arena y que el vehículo se encontraba en una casa cercana al lugar de los hechos, que la tenían rodeada y que incluso había un helicóptero sobrevolando el lugar para evitar una fuga. Al siguiente día les informarían los resultados. Sin embargo, ha pasado un año sin comunicación y respuesta.
Los agentes informaron al padre de Gabriel que intervenían por presiones de colectivos de periodistas y organizaciones que exigen resultados de la investigación. Agregaron que antes de estar en el puerto de Acapulco estuvieron en las instalaciones de la Fiscalía General del Estado en Chilpancingo en donde revisaron el expediente, no había nada más que la revisión de los hechos. Se fueron con la premisa de siempre: dar seguimiento.
Desde el periodismo
“La sonrisa es un gesto facial que significa alegría y placer; genera confianza, y crea amistades…” se lee en la columna de Javier Soriano Guerrero por el crimen de su hijo, publicada en La Jornada Guerrero el 28 de octubre de 2018.
Soriano Guerrero, periodista desde hace 36 años que actualmente colabora en ese diario local, a cinco meses de impunidad tras del asesinato de su hijo, coincidía con la versión recogida por Artículo 19: que fue un mensaje para el gobernador Héctor Astudillo Flores.
“Lo que importa es el mensaje, aquí a los malos no les importa si fue Gabriel, Pedro, Chucho. No importaba quién fuera manejando la camioneta, importaba el mensaje”.
Compartió que el fiscal general del estado, Jorge Zuriel de los Santos, envió a la viuda de Gabriel un mensaje de Whats App a finales de febrero de 2019: “Buen día. Estoy en espera de unos resultados de balística de unas personas que detuvimos por esa área. Para ver si coincide, yo creo en unos 3 días tengo los resultados”. Los tres días pasaron, pero no hubo más comunicación.
Contó que Gabriel estudió para técnico en electrónica en el Centro de Capacitación Técnica Industrial en Acapulco. Su hijo sabía su oficio. Hacía trabajos extras de equipos de audio y video. De lo último que hizo fue instalar cámaras de vigilancia, una en casa de sus papás, “porque aquí las cosas están muy duras. Gabriel sí estaba preocupado por la inseguridad”, recordó.
Nació Carlos Borromeo
“¡Nació Carlos Borromeo!”, gritó el ginecólogo la noche del viernes 4 de noviembre de 1977 allá en Cuernavaca, Morelos. “Gabriel nació el día en que se celebra al reformador católico italiano, Carlos Borromeo”, recuerda su madre, Hilda Kuri, mientras mira en su celular las fotos que tiene de su hijo.
Según ella, no debería haber nacido ese día, porque el mismo ginecólogo le dijo que Gabriel iba a nacer en diciembre. Le puso Gabriel, como su abuelo materno, “¡cómo le iba poner Carlos Borromeo! Nació chiquito, tanto, que estuvo en incubadora”.
“Desde chiquito era un bebé bien risueño”, vuelve la mirada a las fotos de su niño. También cuenta como le dieron 23 puntadas luego de que lo mordiera un perro en la boca, herida de la que se repuso rápido.
Ella carga el rostro y la sonrisa que le obsequió a Gabriel su gen libanés del bisabuelo. “Mi niño, yo lo abrazaba mucho. El lugar de su velorio estaba tapizado de flores, parecía una alfombra blanca”, es todo lo que alcanza a decir Hilda.
Hay fantasmas
Gabriel, yo, autora de este texto, te conocí la noche del domingo 7 de octubre en tu cabina de radio frente al micrófono. La luna cruzaba por Libra, pensé que caías perfecto para ser mi fuente histórica en una crónica periodística sobre mujeres raperas en el puerto. Nunca pude escribirla. Recuerdo que te miré estirar los brazos y la espalda mientras volteabas al pasillo, sonreíste de oreja a oreja y soltaste: “Ya nos abrieron la puerta. Es que ustedes no saben, aquí hay fantasmas”. Enseguida, claro, tenías que respaldar tu comentario. Nos hablaste sobre la señora que se aparece con o por su cigarro ahí en las instalaciones de RTG, reíste, yo reí, de nervios, creo que fue un buen momento, los dos reímos, todos lo hicimos.